Tras el éxito del fashion film Once Upon a Time…, estrenado el año pasado en Singapur y en el cual Karl Lagerfeld exploraba los inicios de Gabrielle Chanel en Deauville en 1913, el káiser retomó la senda de desentrañar la vida de una de las más grandes diseñadoras del siglo XX: con el corto The Return, se centra en la reapertura en 1954 de su atelier de haute couture en París después de la guerra, enfatizando la importancia del papel que jugó Estados Unidos en esta decisión.
En diciembre de 1953, Coco Chanel comenzó su increíble regreso al mundo de la moda. La diseñadora reabrió su casa de alta costura después de quince años de ausencia. La colección es acogida por la prensa francesa con un silencio glacial. Sólo los medios americanos apoyan los looks que definen el renacimiento del estilo Chanel, específicamente una persona: la editora de Vogue US, Bettina Ballard. “Fue América quien la redescubrió, así que esto es un agradecimiento”, comentó Lagerfeld en una de las presentaciones que tuvo su trabajo audiovisual.
The Return presenta a Geraldine Chaplin en la piel de Gabrielle Chanel junto a Rupert Everett, Anna Mouglalis, Lady Amanda Harlech, Arielle Dombasle y Kati Nescher, así como a Vincent Darré y Sam McKnight. El actor inglés encarna a un periodista americano que tuvo la oportunidad de entrevistar largo y tendido a la genial Coco Chanel. Rupert Everett comentó en rueda de prensa lo agradable que fue compartir el set con la actriz Geraldine Chaplin, en el papel de la sublime e inquieta Coco.
Sólo 30 minutos pueden sonar insuficientes para contar la historia de Coco Chanel en su regreso a la escena de la moda en los años 50. Sin embargo, Karl Lagerfeld lo logra y recrea a la perfección el legendario estudio en Rue Cambon con la mítica escalera con espejos que fue el escenario del regreso de la gran dama de la historia de la moda.
Trágico y genial
Yves Saint Laurent de Jalil Lespert es una de las dos biopics que Francia preparó en honor al mítico diseñador. Es la biopic “blanca”, la oficial, que tuvo la colaboración de Pierre Bergé, compañero y representante de la casa de modas, y muestra un personaje muy alejado de la frivolidad con la que se relaciona habitualmente al mundo del fashion. Lo sitúa en un contexto histórico, en el que la lucha por los derechos femeninos podía reivindicarse también a través de una prenda de vestir, y confiere al personaje un aura artística. También presta especial atención a la intensa relación amorosa y profesional que el fallecido diseñador de moda mantuvo durante medio siglo con Bergé.
Acerca de la colaboración de Bergé en el filme, cuenta Lespert: “Me facilitó una infinidad de archivos visuales. Pero conocerlo personalmente me ayudó aún más a entender la profundidad de la relación que existía entre ellos. Un día estábamos viendo juntos una entrevista que Saint Laurent realizó cuando era joven y me emocionó ver a Bergé, con más de ochenta años, asintiendo y diciéndole a la pantalla: ‘Buena respuesta. Así se hace’. Hablaba en presente, como si siguieran juntos y él estuviera sentado entre el periodista y su pareja. Además me dio acceso total a su fundación y a los expertos y comisarios artísticos que trabajan en ella, con los que colaboré de manera continua para afinar en la parte más técnica”.
Lespert recorre varias etapas de la vida de Yves Saint Laurent, los excesos y excentricidades que le rodearon, pasiones y debilidades, así como el mundo de «adoradores, sinceros o falsos», en palabras del director, que formaron parte de su entorno. Asimismo, están presentes en la película algunos de sus colegas y rivales, entre ellos el propio Karl Lagerfeld, al que el filme no retrata precisamente con benevolencia.
La cinta ha sido un éxito de taquilla en Francia y es la quinta que se filma en este país sobre la figura del diseñador. «Pierre Niney no interpreta, sino que es Yves en la película», fue lo que declaró Bergé a través de su cuenta de Twitter cuando vio el filme en una exhibición privada. La película arranca en el año 1956, cuando Saint Laurent se puso al frente de la maison Dior, un puesto que ocupó hasta el año 1961, cuando decidió crear su propio grupo de alta costura con el apoyo de su amado Bergé.
Con una ambientación en la que se cuida hasta el más mínimo detalle y en la que los diseños del creativo tienen el protagonismo que merecen, el filme recorre dos décadas hasta llegar al momento en el que el joven creador del primer esmoquin para mujeres presentó una colección inspirada en los ballets rusos.
Se trata de un biopic realizado con un estilo cinematográfico claramente clásico, que cuida especialmente cada detalle. No podíamos esperar menos, resultaba imperioso que en la gran pantalla quedara reflejado el refinado gusto del diseñador. El toque personal de Jalil Lespert se percibe, sobre todo, en la aguda sensibilidad de las escenas de amor, desde las más románticas a las más apasionadas. Además, resulta particularmente interesante cómo consigue sumergirnos en la mente de una personalidad tan fascinante como es la de Yves Saint Laurent.