Pionero - Arte ED

Arte

Pionero

Se siente orgulloso y con razón. Fernando Casasempere fue de los primeros en trabajar la cerámica de forma contemporánea en Chile. Reconocido acá y aún más en Europa -donde vive-, vuelve al país a instalar definitivamente su obra «Out of sync» en Antofagasta, lugar de donde proviene parte de los materiales con los que la construyó.

Parece mentira, pero ya han pasado tres años desde que instaló sus narcisos frente al Palacio de La Moneda. En ese momento, el nombre de Fernando Casasempere –que hace rato sonaba fuerte en el circuito artístico europeo– volvió a escucharse en Chile gracias a esta obra, Out of Sync, para la cual modeló en arcilla y tiñó con polvos procedentes de relaves de cobre cada una de las diez mil flores que la componen. La instalación, que partió exhibiéndose en la majestuosa Somerset House de Londres antes de pasar por Santiago, lo ha traído de nuevo al país; en agosto terminará de montarse en el Parque Ruinas de Huanchaca, en Antofagasta, su destino final.

El tiempo ha pasado rápido también para Fernando. Lleva casi 20 años radicado en Londres, pero tiene una relación fuerte con el norte de Chile. “Mi relación con Atacama tiene una historia que partió en 1990, cuando me gané la beca de la Fundación Andes para investigar nuevos minerales. Luego vino la exposición en la galería de Jorge Carroza, donde mostré los resultados de esa investigación. Después me llegó un cargamento en un camión con relaves de cobre que paró el tránsito, ¡todavía me queda! Creo que gran parte de los colores y las texturas de mi obra tienen que ver con los paisajes del norte. Ahí es donde yo he seguido reflejando mi unión con Chile”, dice.

Por lo tanto, que la obra volviera al desierto era casi el paso lógico. Casi, porque en realidad Fernando lo pidió así. “Cuando me gané este proyecto yo pedí que no vendieran la obra porque la quería regalar a Chile. Me parece sumamente interesante que después de 20 años, luego de haber recorrido el mundo, vuelva al lugar de donde se sacaron desechos transformados en flores, en arte”.

La decisión sobre el lugar en que se instalaría no era menor. “Algo que me preocupa de la escultura en los espacios públicos es que conlleva una responsabilidad enorme, que no quede abandonada, rayada, llena de basura… me daba mucho susto. Las Ruinas de Huanchaca en ese sentido me dieron tranquilidad, es un espacio muy bonito y la administración se comprometió y responsabilizó del cuidado y mantención de la obra”.

¿Te interesa el sur de Chile tanto como el norte para tu trabajo?
En el sur seguro hay muchos minerales, pero no es pelado como el norte, por lo que no se ven. El sur me interesa más por la relación que se puede establecer con la naturaleza. La obra Back to Earth, que está en el New Art Centre and Sculpture Park en Londres, es un ejemplo de eso, de cómo yo me inserto en el paisaje. En el sur puedes jugar y camuflarte. Creo que nuestra relación con la naturaleza no puede seguir siendo instalar muebles sobre la naturaleza, tenemos que caminar juntos.

Fernando Casasempere fue un pionero. Se interesó en la cerámica siendo muy chico, por una cuestión visceral, como dice él. “Tengo un recuerdo claro de la fascinación que me provocó este material dúctil y ‘limpio’… basta lavarte las manos con agua para que desaparezca”, dice. A los 21 se fue a Barcelona a estudiar en la prestigiosa Escuela Forma; volvió cinco años después, en 1987, y causó sensación. Expuso en varias galerías (Praxis, la ya mencionada Jorge Carroza, Marlborough…), pero, lo más importante, abrió las puertas a la cerámica, que hasta el momento había sido ignorada.

¿Cómo fue el proceso de llevar la cerámica a las grandes ligas?
Con mucha pasión y sin pensarlo mucho. Yo creía enormemente en este material, en Chile se estaba haciendo muy poco, el que mantuvo la mecha prendida fue Luis Mandiola, el único. Yo dije “tengo que mostrar de una manera contemporánea un material americano” y en eso me enfoqué.

¿Quiénes eran tus referentes en ese momento?
El arte precolombino. Solamente eso. Creo que todo lo que es arte más primitivo tiene una resonancia en mí. Y cuando digo primitivo es por lo primigenio, no por la forma de construir. Es algo con lo que estamos en deuda como país, nosotros tenemos un arte prehispánico al nivel de los egipcios. Por eso yo trabajo arcilla, creo que es un material en el que la gente del sur de América se expresó magistralmente. Seguramente también debo haber tenido otras influencias por haber estudiado en Barcelona. Me interesó Chillida mucho en un minuto, y Anthony Caro.

En 1997 Fernando dejó Chile, a pesar de que le estaba yendo bien. Demasiado bien para su gusto. Autoexigente, sintió que si se quedaba su trabajo no evolucionaría. “Mi madre era muy exigente. Me acuerdo que en las vacaciones nos levantaba temprano igual porque no quería criar niños flojos. Pero además el trabajo en el taller te va mostrando que si tú quieres lograr algo, la disciplina es fundamental y yo trabajo un material que requiere y exige. De repente un domingo tengo que ir al taller porque yo no sé qué va a pasar con el material. Antes me miraban raro, ahora la gente me entiende, pero es que si yo no voy puede ser trabajo perdido. La arcilla te exige disciplina”.

¿Cómo ha cambiado la técnica de la cerámica desde que empezaste a trabajar con ella?
La técnica no ha cambiado mucho, es el abanico de uno el que va creciendo. Mi biblioteca de prueba y error ha aumentado, tengo miles de pruebas, primero eran cientos, pero creo que es esa libertad la que te va dando el conocimiento. Y para eso fue fundamental haberme ido de Chile. En la medida en que he tenido más reconocimiento, la gente va creyendo más en ti y te ofrece proyectos más grandes y es mayor el desafío. La obra Masa Blanca, que hice para Corpartes e instalé el año pasado, o Out of Sync son de unas dimensiones que cuando te las dan no te queda más que darle para adelante. Técnicamente no hay grandes cambios. Es la manera en que construyes la que cambia.

¿En tu caso, cómo es esa manera?
Estoy usando mis propios desechos para incorporarlos en mi obra, es mayor libertad, es pensar que a lo que se suponía que estaba mal se le puede dar una vuelta y decir “mira, pero me sirve para expresar lo que quiero”. En mi caso, han tenido que pasar muchos años para empezar a “dibujar” mal, tuve que conocer el material, sacarlo adelante y ahora tú ves que mi obra está con una libertad que no había tenido. Empecé a romper. La grieta, el crack, el accidente, que se supone que es malo en la escultura, bueno, yo lo incorporé. Pero para eso tuve que hacer un proceso.

¿Sigues trabajando tantas horas al día?
Sí, le dedico mucho tiempo al taller pero porque yo necesito tiempo, necesito el silencio. Yo opté hace mucho rato por hacer menos obras, pero a mi ritmo. No soy de los que hacen una exposición cada seis meses.

El resto de su tiempo lo dedica a visitar exposiciones y, por recomendación médica, al gimnasio. “Estaba moviendo piezas de varias toneladas yo solo y el doctor me dijo que si quería seguir haciéndolo así iba a tener que ponerme a hacer abdominales como loco… Para este trabajo, el cuerpo te tiene que responder”.

El 2005 comenzó a probar con otras arcillas, incluida la porcelana. “El desafío de uno es estar siempre abriendo puertas, no encerrarse, y de repente sentí que yo mismo podía estar creando mi propia cárcel si seguía usando la arcilla que me había traido de Chile. Decidí salir de la zona de control, de confort”. Esto dio paso a otras comisiones. Ahora mismo está exponiendo parte de su nuevo trabajo en la galería Clara Scremini de París.

¿Qué relación mantienes con los ceramistas que siguen en Chile?
Tengo muy poca relación con todos los de acá.

¿Acuden a ti, sobre todo los jóvenes, dada tu trayectoria y experiencia?
No, no se ha dado.

¿Hay algún talento en Chile que te llame la tención?
Yo estoy muy perdido con los jóvenes, pero Francisca Aninat, creo que su obra es fabulosa. Pero debo aclarar que no he visto a todos.

¿Has tenido desilusiones en términos profesionales, momentos ingratos?
Siempre uno tiene más expectativas con respecto a la obra. Hay veces que uno abre el horno y… pfff. Pero también hay otras en que uno dice “Wow”. En general me he sentido muy afortunado. He podido hacer más o menos el camino que me he trazado. Quizás el único momento ingrato se produjo cuando me encontré con un libro sobre cerámica contemporánea en Chile, y ni en el prólogo ni en el libro aparezco nombrado. Eso fue muy decepcionante y doloroso, sigue siendo pues a todos ellos les dejé el camino bastante pavimentado para que entraran a las galerías y se atrevieran con el material… quizás eso me hizo tomar una distancia con los ceramistas de acá.

Proyectos no le faltan, y uno de los más importantes es la exposición que presentará en marzo en el Museo Nacional de Bellas Artes. También hay planes en Riad (Arabia Saudita), Londres y San Diego; esto último lo tiene motivado porque es la primera vez que llega a Estados Unidos a través de un museo.

Se ha escrito mucho sobre tu trabajo, ¿qué definición o crítica te refleja?
Creo que cuando hablan de que mi trabajo es un trabajo serio en cuanto a que hay evolución, hay profundidad en la materia. Más allá de si es bonito o feo, seriedad. Cuando logran ver que hay una línea, eso me deja tranquilo. Cuando hablan de lo exquisito de la materia, porque yo soy un admirador de la arcilla. Creo que si hoy vemos desde que partí hasta ahora cómo estoy hablando con un material de diferentes maneras, que si hago una exposición y pones a una persona a ver todo sin conocer mi obra, va a pensar que son diferentes artistas. Eso es lo que buscaba.

  • Las obras Two Triangles (ésta) y Brown materia (siguiente) son parte de lo que actualmente está exponiendo Fernando Casasempere en la galería Clara Scremini de París.

  • Con la obra Back to earth, ubicada en el New Art Centre and Sculpture Park en Londres, el artista intenta insertarse en el paisaje en vez de instalarse sobre él.

  • Masa blanca, la escultura que hizo para el Centro de las Artes 660 en Santiago, y que representa la Cordillera de Los Andes.

  • La obra Bricks and mortar, en el Roche Court de Londres en 2011.

  • El taller de Fernando Casasempere en Londres.

  • Después de recorrer el mundo la obra Out of sync llega a su destino final, el Desierto de Atacama.

  • Camino es el nombre del trabajo que el artista hizo para la Clínica Alemana de La Dehesa, e instaló a fines del 2014.

  • Otra vista de Bricks and mortar.

Inspírate en tienda BazarED.cl