Arte

Los papeles murales hechos a mano de María Teresa Zegers

Los primeros registros que existen de papeles murales en Europa datan del  siglo XVII, cuando se hacían de forma totalmente artesanal. Literalmente, papeles pintados a mano en pequeños cuadraditos para decorar una pared. Hoy, la diseñadora María Teresa Zegers (62) continúa con este oficio volviendo a las mismas técnicas de sus orígenes.

A mano en su taller, y usando la técnica de serigrafía, la diseñadora gráfica de la Universidad Católica María Teresa Zegers, estampa cada uno de los pliegos que le encargan del catálogo de trece diseños para papeles murales que ha desarrollado. “Detrás de cada papel hay un proceso creativo, investigación, registro visual. No es algo industrial que haga en un computador, es a mano en mi croquera”, cuenta Teresa.

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Su carrera partió haciendo libros para niños y luego se dedicó a la fabricación de muebles, siempre llamada por su sentido estético. Quiso aprender sobre grabado en metal y eso determinó su camino como diseñadora. 

“No me veía exponiendo, no soy artista. Pero me enamoré de esta técnica de impresión. La pregunta que me hice fue: ‘¿Qué hago con esto?’, y la respuesta fue: embellecer los lugares donde la gente habita, que este oficio pueda compartirse”, cuenta. Así llegó a los papeles murales, investigó y estudió y hace ocho años lanzó su marca: Le Papier Peint.

¿Quieres ver sus papeles murales en acción? Mira esta casa decorada por CCD Interiores.

El proceso creativo

Todo parte en la cabeza de María Teresa con una imagen que quiere compartir. Luego, lo dibuja en su croquera hasta lograr un diseño en patrón, que debe calzar por sus cuatro lados para poder llevarlo a una pared. Después lo pinta a mano en papel en tamaño real y, con el diseño ya terminado, lo traspasa a una fotomecánica —un negativo de ese original— que plasmará fotográficamente en un bastidor para serigrafía. 

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De esta forma, en su taller en Providencia, despliega sobre grandes mesones los lienzos de papel de algodón en blanco que importa desde Inglaterra. Sobre estos, sitúa meticulosamente los bastidores con el patrón seleccionado, les pone tinta al agua y con su raqueta va esparciendo la tinta, traspasando  sus diseños al papel. “Voy imprimiendo de forma intercalada, cuando uno está seco imprimo el espacio que faltó con el bastidor. Esto es lo más difícil ya que el calce debe ser perfecto y la mayoría de las veces lo hago sola. Si el papel es a dos colores, se imprime primero uno y luego, con la misma técnica aplico el segundo tono”, cuenta.

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Sus papeles se deben encargar con un mes de anticipación. Lavables, son una mezcla de algodón con lino y de textura lisa. La gran mayoría son diseños verticales a un tono, pero hay dos que se instalan de forma horizontal y otros que llevan dos o más tonos. Incluso, cuando son de cuatro, los termina a mano con pincel.

Los papeles pintados de Teresa Zegers se venden en rollos de  56 cm de ancho por 10 metros de largo (desde $380 mil el rollo), cubren 5 m2 y los instalan sus empapeladores. Ella misma va a la instalación para darle con sus propias manos las dos capas de impermeabilizante necesarios para que se pueda lavar y resistir el tiempo y el sol. 

He heredado este oficio, en el que no hay una máquina, sino humanidadContinuar una con una herencia milenaria, me sigue emocionando en cada uno de los papeles que hago”, sentencia.

En Instagram, @lepapierpeint_cl

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