La agenda de Magdalena Bernstein Revista ED

La agenda de Magdalena Bernstein

Arquitecta, aficionada a la fotografía y desde hace dos años parte del gabinete de la Presidencia de Sebastián Piñera, Magdalena Bernstein no se imaginó nunca que tenía tan enraizada su veta política. Después de dedicarse más de una década a su profesión, cambió los planos y las construcciones por su trabajo en La Moneda. Versátil, talentosa, ultra matea y muy sincera, reconoce que si bien estruja el día a más no poder para cumplir las mil labores del Gabinete, siempre tiene tiempo extra para sus cuatro niños, su marido –el rector de la Universidad Adolfo Ibáñez, Andrés Benítez–, organizar alguna comida en su casa y especialmente para disfrutar de un buen libro o de una serie justo antes de dormir.

 

  • Soy una fanática de la fotografía, sobre todo de los retratos, de las fotos no posadas y también de las de estudio. Esta cámara tiene una historia larga. Hace tiempo me la robaron con cuatro lentes y ahora la repuse. Me falta ir comprando los lentes de a poco. Y estos libros los he ido encontrando en diferentes lugares y minutos de mi vida.

  • No veo televisión para nada, excepto las series, de las que soy adicta. Me gusta Downton Abbey, Scandal, The Newsroom y The West Wing. Las veo desde el Apple TV, un gran invento.

  • Tengo cuatro hijos que son el mejor regalo de la vida –Vicente (12), Penélope (11), Emil (10) y María (3)– y mi marido, que me ha apoyado firme en este período que ha sido muy intenso.

  • El lugar que más me gusta de la casa es mi pieza. Ahí está todo lo que necesito, el computador, los libros... Estoy muy de acuerdo con esa frase ‘my bedroom is my kingdom’.

  • Para trabajar tengo que ir un poco más formal y no pierdo la oportunidad de usar ropa clásica, aunque siempre con un toque entretenido. Me gustan las chaquetas y las carteras de colores, porque así le quito un poco la fomedad al típico vestido o pantalón negro.

  • Con mi marido convidamos harto a comer a nuestros amigos. Encuentro que los restoranes son una lata, uno no puede conversar ni quedarse hasta tarde. Aunque no soy buena para comer, me gusta el ambiente que se da cuando uno invita, la conversación entretenida, algo más íntimo que no se produce en los restoranes.

  • Mis abuelas Marta Letelier y Mónica Soffia son dos personas que me han marcado en la vida. Radicalmente distintas entre sí –Las dos de familias bien tradicionales pero una mucho más rebelde– eran fascinantes, cada una a su manera. Las dos me representan mucho y han sido un gran referente.

  • Tengo muy mala memoria, y en vez de usar agenda ando con un cuaderno de apuntes para todas partes.

  • No me pinto nunca, salvo excepciones, aunque mi rouge rojo es sagrado. Es lo único que uso y sólo en ese color. Tengo de diferentes marcas, pero el que más me gusta es el Chanel. Y uso el mismo perfume desde hace unos 15 años, el Eau d'Orange Verte de Hermès, no lo cambio.

  • Mientras se pueda, trato de viajar sola con mi marido. El año pasado compramos esta foto que me fascina. Es la Kate Moss con el artista Lucian Freud un poco antes de morir. Ocupa un lugar muy importante en mi casa y ha sido gran tema de conversación.

  • Tengo que estar siempre bien informada y la verdad es que prefiero, por lejos, la prensa escrita. Veo los diarios más clásicos pero también los online, como The Clinic, El Mostrador, Ají Verde y otros.

  • Este campo en Aculeo es el lugar al que fuimos todos los fines de semana por años y así toda mi familia por el lado Letelier desde 1860. Las casas eran una obra patrimonial increíble y, además, nos reunía a todos. Yo tenía una casa preciosa que había restaurado, pero se cayó para el terremoto del 2010 junto con todo el resto.

  • Me encanta leer, generalmente en las noches antes de dormir, lo que puede causarme un largo desvelo. Estos son algunos de los libros que más han gustado en el último tiempo.

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