Editorial
“Tu no eres cantante”, me dijo el otro día mi niñita de tres años mientras yo le cantaba una canción, “eres revistera”. Por lo mismo siempre estoy viendo muchas revistas de decoración, chilenas, extranjeras, buenas y no tanto; en todas siempre se nota a primera vista cuando una casa no es chilena. Es algo inconfundible, salta a los ojos la diferencia. No importa si es muy sencilla o extravagante, la casa internacional se ve distinta. Uno podría pensar que es por el tipo de foto, pero va más allá de eso. Nuestra querida Anita López ha fotografiado con su mismo buen ojo muchas casas extranjeras y de todas formas se nota la diferencia. ¿Qué la hace distinta? ¿Qué nos representa a nosotros los chilenos? Es difícil responder esta pregunta en un mundo cada vez más globalizado, donde todos quieren de una u otra forma tener su propio sello o estilo, pero hay un lugar común.
Las casas están determinadas por la idiosincrasia de cada país, por su cultura y, por supuesto, también por su geografía. A los chilenos nos gusta pasar más piola, somos más tímidos, quizás un poco más inseguros para decorar, pero estamos orgullosísimos de nuestra geografía. Siempre nos hemos vanagloriado de vivir en un país donde hay mar, desierto, montaña, lago, y eso define bastante nuestra forma de ser y hacer, influye también en nuestra hotelería y en lo que queremos reflejar hacia afuera. Tenemos espectaculares hoteles boutique en los lugares más remotos de nuestro longitudinal territorio, y en casi todos ellos llama la atención la simpleza de su arquitectura e interiorismo, porque su lujo no está en los muebles, sino que en su entorno, en su sobrecogedora naturaleza, en la experiencia de estar ahí.
Para hacer esta edición tan chilena nos fuimos al campo. Uno en Pumanque, cerca de Santa Cruz, sus dueños lo habían elegido principalmente por sus enormes encinos, y en San Vicente, por sus lindos cerros de espinos. En cada caso la naturaleza define el estilo de vida y lo que pasa dentro de la casa, una de adobe y estilo chileno; otra de arquitectura bien moderna. También estuvimos en un fundo en la zona de Colchagua, en un parque maravilloso, sus dueños son italianos y su decoración acusa otra cultura, una manera completamente distinta de hacer las cosas, espectaculares cortinajes, una atrevida mezcla de estilos, una cosa mucho más barroca y dramática. Llevan años levantando la enorme construcción que se cayó casi completamente para el terremoto del 2010, pero incluso los salones que aún están con sus muros en bruto están decorados con aires europeos.
No hay un ejemplo mejor que el otro, para nada, es justamente ese mix el que nos gusta darle a nuestras páginas, sólo son reflejos de distintas esencias y de cómo nuestras raíces nos definen desde lo más profundo a lo cotidiano.
Magdalena Bock, Directora
magdalenabock@ed.cl